El lubricante para los motores actuales debe tener características muy especiales.
“Estamos hablando de viscosidades muy bajas, por ejemplo, 0W20, 0W30, 5W20 o 5W30, con películas muy delgadas pero resistentes a puntos críticos de calor, donde el lubricante entra a refrigerarlos”, explica el ingeniero Carlos Mora, director de Wolf Lubricants de Impocali.
Con los turbos y los pistones para inyección directa se vuelve crítica la formación de depósitos de carbón en estos elementos, ya que pueden llegar a obstruir el paso del aceite impidiendo realizar efectivamente su trabajo de irradiación del calor.
Los aceites modernos deben interactuar con otros elementos como los sistemas VVT (de variación variable del tiempo de apertura de las válvulas), donde el lubricante interviene de forma directa.
Sucede que cuando está sucio, el VVT empieza a fallar, pero es más crítico cuando se usa lubricante de mayor viscosidad que la recomendada porque puede forzar la válvula VVT y dañar el solenoide.
Es por esta y otras razones que hoy en día vemos que la mayoría de fabricantes de vehículos están emitiendo normas particulares y específicas en cuanto a los lubricantes, las cuales se conocen como OEM.
Tales especificaciones OEM incluyen requisitos de rendimiento y exigencias únicas de los fabricantes de motores, además de las exigencias de ACEA y API.
Los lubricantes Wolf son de origen europeo, provienen de una sola fábrica ubicada en Bélgica para uniformidad en la calidad y cuentan con un amplio portafolio con 11 categorías, y más de 200 aprobaciones OEM por escrito de los más importantes fabricantes de vehículos del mundo.