La estrella de ventas, el BMW Serie 3 y el carro bandera, no por ser emblema, sino el más reconocido, estrena generación y con eso cambian varias cosas.
La Prueba de Manejo del BMW Serie 3 (G20)
Comenzamos con la figura y dimensiones:
El nuevo Serie 3 mantiene su carácter y líneas generales que lo enmarcan dentro del número que le corresponde, ganando tamaño. Y la verdad sea dicha, el incremento de tamaño se siente mucho desde el puesto del conductor. Algo que algunos verán con buenos ojos, otros añorarán lo compacto de los anteriores.
Las novedades de la cabina:
En mi caso, al entrar al Serie 3, me sentí extraño en un carro con el que siempre sentí mucha familiaridad, y ocurrió desde el encendido. El botón para encenderlo cambió de posición -ahora está en la consola central- y demoré un rato en encontrarlo.
El panel de instrumentos detrás del timón es la gran novedad adentro y realmente vale la pena. Se lee fácil y de un vistazo, cambia de color y configuración de acuerdo con el modo de manejo y tiene el encanto innegable de la tecnología.
A pesar de sentirse el mayor tamaño, el nuevo Serie 3 no se siente más pesado y ese, que siempre ha sido un elemento de magia de este vehículo, se conserva.
De los modos de manejo, hay que mencionar que son ahora mucho más claros por los cambios en el tablero, pero además por el comportamiento del carro en cada uno de ellos, en particular al usar el modo Sport: el tablero se pone rojo y el motor deja el sonido tímido y discreto, para rugir en un delicioso bajo tono que agradecen los oídos.