El desgaste es una cuestión propia del uso de las llantas y si bien estos elementos deberían durar varios miles de kilómetros, a veces un obstáculo en la vía puede precipitar el cambio.
Cambio de una sola llanta: obligatoriamente debe reemplazarse por una con las mismas características.
Esto sucede con el fin de conservarlas idénticas, no sólo sus medidas, sino los índices de velocidad y de carga de las otras 3 llantas.
Cambio de dos llantas: en este caso es necesaria una rotación y por lo general se recomienda que las dos nuevas se monten en el eje trasero.
La razón de esto es que, gracias a su mayor tracción, pueden evitar que el carro se vaya en trompo en caso de una frenada de emergencia.
Estas dos nuevas llantas pueden ser reemplazadas por unas de idéntica referencia a las anteriores o por dos de las mismas medidas, pero de mejores prestaciones y calidad.
Cambio de las cuatro llantas: en este caso, se puede cambiar al tiempo por unas de diferente medida (sin afectar la altura y tener en cuenta que no quede rozando con la carrocería) o modelo.
Incluso unas adecuadas a su tipo de conducción o al tipo de terreno sobre el cual conduzca habitualmente.
No olvide revisarlas con regularidad y asegurarse de que tengan la presión de inflado adecuada. A la primera vibración o deriva de la dirección, acuda a un centro de servicio.
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