Ante el incremento de los costos de propiedad de vehículos, el arrendamiento operativo es opción válida y rentable.
Para nadie es un secreto el estado de estancamiento de la economía nacional y sus consecuencias en el consumo de bienes y servicios de empresas, negocios y familias.
Por ejemplo, desde que el dólar superó la barrera de los 3.500 pesos y el producto interno cayó a niveles inerciales cercanos a la recesión, la compra de vehículos nuevos se complicó, y más cuando el DTF y la inflación se treparon a dos dígitos.
Pero ante las dificultades aparecen oportunidades: dado que la propiedad se hizo tan costosa, ¿por qué no arrendar? Aunque no es nuevo, el arrendamiento operativo surge como opción atractiva para el disfrute de vehículos nuevos, aunque hay algunas arrendadoras que también ofrecen esta modalidad para usados.
El lujo de la propiedad
No es fácil renunciar al lujo de ver el nombre propio impreso en la licencia de tránsito porque la tradición dicta que basta “el carro, la casa y la beca” para que el colombiano sienta tranquilidad y poder.
Pero es un poder costoso porque el capital que se gasta en un bien de consumo, como lo es un vehículo nuevo, se deprecia el 15% una vez se firma la matrícula y, de ahí en adelante, un 10% por cada año que pasa.
En otras palabras, cuando un nuevo se financia a 48 o 60 meses con crédito tradicional, al término del crédito se ha pagado todo el vehículo más los intereses, y si se pone a la venta, el precio será de alrededor del 50% del valor inicial pagado.
Pésimo negocio porque, además se ha perdido la oportunidad de invertir el capital en una actividad productiva, que al menos mantenga el valor del dinero en el tiempo.
Opción sin propiedad
De ahí que el renting o arrendamiento operativo de bienes ofrezca el pago de solamente el uso del vehículo o, según la modalidad, por su administración.
Esto último es de especial valor porque para las empresas que necesitan de una flotilla para el transporte de sus mercancías, el renting les ahorra el costo de su administración más la propiedad y la depreciación.
Asimismo, los profesionales independientes también se benefician porque, unido a lo anterior, pueden deducir el canon del arrendamiento de la carga impositiva.
Hoy día hay varias compañías que se dedican a este servicio, que van desde las independientes agremiadas en Asorenting, bancos que lo ofrecen junto al leasing y al crédito tradicional, hasta las mismas automotrices, como Renault.