Se presentó en 1997, pero las ideas que representa aún se encuentran vigentes en la marca británica premium.
Los momentos en la historia que deciden singularmente el futuro de una marca son excepcionalmente raros.
Por lo general, es una larga serie de discusiones y deliberaciones lo que da forma a cómo avanzan las cosas.
Pero en el caso de MINI, hubo tal ocasión, justo a mediados de la década de 1990, donde los diseñadores y los responsables por las decisiones se sentaron a elegir cómo se vería el MINI para el próximo siglo.
El vehículo que conocemos hoy como el MINI 2001 estaba allí, pero también lo estaban otros, entre los que destaca el radical MINI ACV 30, un vehículo concepto hecho para llamar la atención.
Mirándolo hoy, probablemente ni siquiera cabe en la imaginación el MINI ACV 30 como el nuevo MINI, pero aún sorprende la gran influencia que todavía tiene en la marca británica hasta el día de hoy.
Cómo nació “El Nuevo MINI”.
El año de 1994 podría ser uno de los años más importantes en la historia de MINI.
Este fue el año en que BMW adquirió Rover Group, el conglomerado británico de fabricación de vehículos. En ese momento, el Grupo Rover poseía varias marcas, entre las que destacaba Mini.
Hubo anticipación de que un nuevo Mini seguiría a la compra pronto. La idea de una nueva generación del icónico automóvil había estado flotando desde finales de la década de 1960, pero nunca llegó a despegar.
Esto fue principalmente gracias a la oposición de la opinión pública. No obstante, todo cambió rápidamente una vez que los nuevos propietarios se incorporaron.
BMW Group, naturalmente tenía grandes ambiciones y, tan solo un año después, pusieron manos a la obra para la creación de una nueva generación de MINI.
Fundamentalmente, BMW tenía una visión diferente sobre cómo llevar el automóvil clásico al futuro.
Por un lado, Rover habría mantenido el camino trazado por el diseñador original, Sir Alec Issigonis.
Por otro lado, BMW Group quería que el automóvil se convirtiera en un vehículo pequeño deportivo Premium, manteniendo las características originales (su uso inteligente del espacio y el inconfundible “Go-Kart Feeling”), que lo convirtieron en un ícono del siglo XX.
Naturalmente, esta estrategia significó una reinvención completa del Mini clásico.
BMW Group encargó a los equipos de diseño de Rover y BMW que crearan sus propios conceptos para esta nueva generación.
Los equipos se pusieron a trabajar y, en octubre de 1995, en el centro del British Motor Industry Heritage Trust, en Gaydon, presentaron su trabajo.
Si bien las propuestas del equipo Rover se adhirieron al tamaño y la simplicidad del Mini original, al final se eligió uno de los diseños del equipo BMW, ya que se parecía más a la imagen Premium que BMW Group tenía en mente.
Ese diseño, creado por Frank Stephenson, sería la base del nuevo MINI, pero los otros autos mostrados en esa reunión también son importantes en la historia de la marca.
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