Tras un par de imprecisiones, logramos llegar al frente del timón de la menor de las E-Pace. La versión menos equipada, pero tan Jaguar y tan E-Pace como las demás versiones.
Superado el fastidio inicial, llegó la hora de disfrutar de un vehículo que tiene todo para divertirse.
Inició el recorrido con la necesaria puesta en ceros de los contadores y un cambio de planes que resultó magnífico después de todo.
Del Punto A al Punto B
Comenzamos por un lento tránsito en el tráfico bogotano que dejó claras dos ventajas del E-Pace: su altura que permite ver por encima de muchos otros carros y el descanso o la reducción de cansancio que aporta la caja automática.
La vida en la Cabina
Dejó claro también que el sistema de aire acondicionado es más que capaz para el incierto clima bogotano. El sol hizo su mejor intento por calentar la cabina y no lo logró.
Por otra parte, también hay algunas incomodidades propias de la versión. Por ejemplo, esta versión del E-Pace no tieneCarPlay y en una ciudad como Bogotá en la que Waze es un ayudante obligatorio, la falta de ese soporte obliga a hacer algunas maniobras para poder tener el celular a la vista.
En cuanto a lujos y opciones adicionales, son eso y obviamente dependen de los gustos y comodidades de cada quien.
Vale la pena?
Dicho eso, me hice la pregunta: ¿Vale la pena comprar la versión S -la menor de las E-Pace- cuando están la SE y la HSE que tienen mayor equipamiento, que se traduce en mayor comodidad, mayor seguridad y mayor practicidad?
Esa es una respuesta que dará cada uno al ver en el concesionario cuanto está dispuesto a pagar. En mi caso y sin estar frente al vendedor, creo que a la versión S le faltan ayudas que hacen gran diferencia, entre ellas: soporte para el celular, visión de 360 grados, control de crucero con velocidad variable y el frenado autónomo.
El Consumo
Las condiciones de tiempo no permitieron hacer una prueba de consumo, por lo que nos es imposible dar números al respecto.