Este carro que no fue creado como modelo de producción, ni como vehículo de carreras, fue salvado de ser destruido para convertirse en un carro de competencia.
La historia comienza con un Stinger GT S que nació para ser usado como vehículo previo a producción y con propósitos de pruebas de homologación, que como ocurre con ellos, son destruidos después de cumplir su propósito.
La buena noticia para este en particular, es que Kia UK decidió darle mayor vida y después de cumplir 16 mil kilómetros de prueba, convertirlo en un carro de carreras.
Con ayuda del Hyundai Motor Europe Centre ubicado en Rüsselsheim Alemania, el equipo comenzó a trabajar en él, retirando todos los objetos que no aportan para las carreras y si suman peso: asientos, airbags, sistema de info entretenimiento y sensores necesarios en las calles, pero no en las pistas.
En total, después de instalar el refuerzo de la cabina y el sistema anti-incendio, se eliminaron cerca de 150 kilogramos de peso.
El exterior se cambió para incluir los indispensables elementos aerodinámicos que mantienen al carro pegado al piso y los necesarios para el trabajo de pits.
El motor, del cual proviene el nombre, tuvo una larga lista de modificaciones que incluyeron bujías filtros y por supuesto, sistemas de admisión y escape.
Después de ellas, el motor V6 turbo de 3.3 litros es capaz de desarrollar 422 caballos de potencia y 560 Nm de torque.
La transmisión empatada a él, fue igualmente modificada para responder con más rapidez y evitar sobrecalentarse.
En el turno de la suspensión, esta se ajustó con resortes Eibach Pro y barras anti-vuelco.
Los frenos vinieron por cuenta de Brembo que actúan sobre las llantas Pirelli Trofeo R, montadas en rines OZ Racing Leggera.