La nueva estrategia incorpora estricto control, seguimiento y fortalecimiento de procesos territoriales en donde articula la pedagogía y el control.
“Sin paz vial, no hay paz total. Así que nos vamos a lanzar a los territorios a salvar vidas en las vías, de la mano de estrictos controles, porque los más de 8.000 muertos que se registran cada año en siniestros viales nos exigen un cambio de paradigma, puesto que estas cifras dejan claro que la pedagogía sin control no es suficiente”.
Estas fueron las palabras con las que Lina María Huari, directora (E) de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), en el marco del evento de apertura de la VII Semana Mundial de las Naciones Unidas para la Seguridad Vial, lanzó el nuevo enfoque de esta entidad, que se comenzará a ver reflejado -de inmediato- en la puesta en marcha de la nueva Estrategia Nacional de Intervención de Municipios con Alta Siniestralidad Vial, con la que se busca comenzar a frenar las muertes por siniestros viales en el país.
Durante el encuentro, participaron los viceministros de Transporte e Infraestructura, la superintendente de Transporte, el director de la DITRA, la directora del SIMIT y la directora de Seguridad Vial de la secretaria de Movilidad de Bogotá, entre otros.
Otra de las acciones para iniciar este cambio en el enfoque de la ANSV y lograr el objetivo del Plan Nacional de Seguridad vial 2022 – 2031, se destaca la firma de un convenio con la Superintendencia de Transporte para visitar y acompañar a los Centros de Enseñanza Automovilística priorizados por el Observatorio Nacional de Seguridad Vial, y a las empresas obligadas a implementar Planes Estratégicos de Seguridad Vial y la creación de la red de lideresas por la Seguridad Vial.
Finalmente, es importante exponer los tres ejes de acción de la estrategia: pedagogía, para informar y sensibilizar a la ciudadanía sobre la importancia del cumplimiento de las normas de tránsito; control, sobre el cual se concentrarán los esfuerzos, incluye la detección con el uso adecuado de tecnologías y el control operativo implementado de manera estratégica, el uso racional de los datos donde se concentra el mayor número de siniestros; y seguimiento, a través de la alianza con las autoridades competentes de los territorios priorizados, con acciones integrales, que promuevan mejores comportamientos y menos muertes en siniestros viales.