En 1965, este vehículo pilotado por Yukio Sugita rompió records de velocidad en 4 categorías desde 50 hasta 200 kilómetros, pero solo fueron reconocidos como japoneses y no como mundiales, porque el autódromo Yatabe no contaba aún con la aprobación oficial de la FIA.
Al siguiente año, el Nissan R380 fue campeón del Gran Premio de Japón y dos años más tarde, en un segundo intento y ya con el autódromo debidamente certificado por la FIA, el vehículo con motor de dos litros y 220 caballos de potencia, rompió nuevamente los registros en el tercer Gran Premio de Japón, que previamente había establecido su rival Porsche. En esa oportunidad, los registros fueron siete, así: 50km, 50 millas, 100km, 100 millas, 200km, 200 millas y 1 hora.