Sigue el calvario del Soat

Hace unos días uno de nuestros colaboradores tuvo la necesidad de renovar el Soat de su moto y la experiencia lo devolvió a los años 80, cuando los trámites eran engorrosos, pero rentables para el pleno empleo.

Luego de que hace poco más de 2 años el nefasto ministro de Transporte Guillermo Reyes tuvo la demagógica idea de rebajar el valor de la póliza, dizque para disminuir la evasión y así aumentar la cobertura, el tal descuento se hizo con el sacrificio de la comisión que financiaba toda una red de distribución nacional que se había conformado para facilitar la expedición. Es decir, el Cambio para joder al ciudadano.

El resultado: en aquel diciembre de 2022, todavía con tapabocas, tocaba hacer la fila en ciertos expendios de las aseguradoras porque ya no había compra por cajeros automáticos y ni mucho menos por internet. Es decir, el Cambio para empeorar el servicio.

Sin embargo, el año pasado se demostró que la genialidad de Reyes fue estupidez populista porque el tiempo demostró que el problema no era de precio sino de ausencia de una autoridad que fiscalizara el porte del documento, dado que la evasión siguió rampante. El Cambio regresivo.

El abuso del Soat

Paralelamente, hay que decirlo, alrededor de esta póliza se ha creado todo un ecosistema de corrupción que va desde el ciudadano que abusa del seguro para cubrir accidentes diferentes de los de tránsito, hasta varias compañías de ambulancias, EPS e IPS que se prestan para hacer maromas para justificar el pago de servicios, atención médica, exámenes clínicos y un largo etcétera que tiene al sistema de salud y al mismo Soat dando pérdida.

Entonces tenemos una evasión que ronda el 50% de este documento obligatorio, sin que haya la suficiente autoridad de tránsito para fiscalizarlo; y un abuso de sus cualidades de millardos de pesos, sin que haya control del estado para trancar a los avivatos.

El cambio para destruir

Ya para este año que termina, el mencionado colaborador se dio a la tarea de comprarlo a través de websites confiables.

Primero fue a R5.com, que en el pasado le había prestado buen servicio en la compra del Soat para un automóvil. Sin embargo, en esta ocasión solamente dio opción de pago las tarjetas de crédito American Express o Diners, es decir, descartado.

Luego fue al website Sura, que son su diabólico cuestionario de seguridad, el pobre motociclista lo reprobó tantas veces que salió corriendo.

Al parecer, algo está fallando en las páginas de Seguros del Estado y de Falabella porque luego de diligenciar el formato, de aportar datos, letras y números, en el momento de pagar informaba que tocaba llamar a un número que, como era de esperarse, estaba desconectado.

Finalmente, en La Previsora, no obstante un engorroso diligenciamiento de datos, pelos y señales, fue posible la expedición de la póliza. En la novela El Gatopardo del escritor italiano Lampedusa, uno de sus personajes dice que “Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie” … al parecer la consigna de este gobierno es que todo cambie para joder al ciudadano.

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